La OMC falló al no prever las consecuencias del ingreso de China en el 2001. Una potencia mundial, pero que aún se cataloga como país en desarrollo.
Michel Froman, presidente del Consejo de la prestigiosa revista Foreign Affairs, antiguo representante comercial de la Casa Blanca y asesor de seguridad nacional estadounidense, publica en la edición de este mes un completo análisis de la situación actual del comercio mundial, titulado ‘Después de la guerra comercial’. Froman sostiene, con razón, que el sistema de comercio global está muerto.
La Organización Mundial de Comercio, OMC, fruto de las negociaciones comerciales multilaterales iniciadas en Punta del Este, Uruguay en septiembre de 1986 y perfeccionadas en abril de 1994 fue el punto culminante de la globalización. La OMC introdujo nuevas disciplinas en materia de comercio, propiedad intelectual, servicios, apertura comercial y un procedimiento vinculante de solución multilateral de diferencias comerciales entre los 76 miembros fundadores, entre ellos, Colombia. Actualmente, la OMC cuenta con 163 miembros y regula el 98% del comercio global.
La semilla de la destrucción de la confianza en la OMC, y en consecuencia, de la creciente irrelevancia del sistema multilateral de comercio mundial, tiene cuatro explicaciones. En primer lugar, paradójicamente, la crisis se generó desde adentro. La inflexible regla del consenso para la toma de decisiones, prevista para evitar que los peces grandes se comieran a los chicos, se convirtió en un ancla muy pesada, que ha impedido su renovación a la velocidad exigida por la globalización.
En segundo lugar, la OMC falló al no prever las consecuencias del ingreso de China en el 2001. China, una potencia mundial con una economía estatal centralizada, que no es de mercado, pero que en la OMC aún se cataloga como un país en desarrollo, goza de menores disciplinas que sus pares norteamericanos, europeos o japoneses. Las normas de la OMC sobre propiedad intelectual, subsidios y empresas estatales resultaron insuficientes ante el veloz surgimiento y la integración al sistema de comercio mundial de China.
El superávit comercial de productos manufacturados de China de un billón de dólares en 2024, supera las cifras de Alemania y Japón. Según estimaciones de la OMC, China, supuestamente un país en desarrollo, va a producir la mitad de las necesidades industriales del mundo para el 2030.
El tercer puntillazo proviene de Washington, que desde comienzos del presente siglo, congeló la renovación de los jueces del Órgano de Apelación de la OMC, con lo cual frenó el pilar multilateral de solución de diferencias comerciales.
El cuarto clavo en el ataúd de la OMC tiene que ver con el enfoque exclusivamente unilateral de la política comercial del presidente Trump, que en lugar de fortalecer la OMC para hacerle frente a los enormes desafíos de la globalización, optó por un enfoque nacionalista cimentado en la creencia que los déficit comerciales son perversos y que los aranceles, y nos las reglas multilaterales, son la única herramienta para corregirlos.
Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.andresespinosa@inver10.co
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