Trump y la nueva Doctrina Monroe

Estas tiranías comunistas, con el apoyo del eje del mal, sumados al narcotráfico, el tráfico humano, deben ser la prioridad de la Doctrina Trump.
La reelección de Donald Trump y la designación de Marco Rubio como su secretario de Estado abren la puerta para cambios de fondo en la política internacional de la primera potencia del mundo. Después de un largo período presidencial de lamentable olvido de Latinoamérica por parte de la administración demócrata del senil y desmemoriado presidente, Joe Biden, Trump y Rubio tienen la oportunidad de poner a la región nuevamente en la agenda global de la política exterior norteamericana.

Dentro de las prioridades de la segunda administración del presidente Trump, se encuentra la reducción de la creciente influencia y presencia de China en América Latina. En México y gran parte de América Central y el Caribe, Washington todavía tiene la mayoría de las cartas de negociación. Entre 50% y 80% del comercio de México y del resto de estos países depende de Estados Unidos.

Ahora bien, si nos concentramos en América del Sur, el panorama cambia significativamente. China es el principal socio comercial del subcontinente. Cinco de los países latinoamericanos más endeudados con China y cuatro de los cinco que han recibido la mayor parte de la inversión extranjera son suramericanos. El presidente socialista, Gustavo Petro, anuncio recientemente su intención de unirse a la Franja y la Ruta de la Seda, lanzada por el presidente chino Xi Jinping hace 10 años.

China, comunista e imperialista, ha utilizado el comercio, la inversión, la infraestructura y la concesión de créditos blandos como un instrumento de colonialismo. Igual ocurre con los otros miembros del eje del mal, Rusia e Irán, que le apuntan a la desestabilización política y social de la región para alejarnos del radio de influencia estadounidense.

Trump y Rubio pueden reditar la Doctrina Monroe para mantener a nuestros adversarios geopolíticos fuera del hemisferio. La Doctrina Monroe se remonta al discurso ante el Congreso del presidente estadounidense, James Monroe, hace 200 años, en el cual les advertía a las naciones colonialistas de la época que se mantuvieran fuera de Latinoamérica. En las dos Guerras Mundiales, EE. UU. ejerció un mayor control del continente para evitar la injerencia de las potencias enemigas. Durante la Guerra Fría, EE. UU. invocó el peligro comunista para justificar sus intervenciones en América Latina. Se hablaba, entonces, de reinterpretaciones de la Doctrina Monroe, de las doctrinas Truman, Kennedy y Johnson.

Los tiempos han cambiado. Los desafíos también. El colonialismo de nuevo cuño resulta ahora más ominoso que la expansión territorial de aquellos tiempos. Ahora lo que están en juego son la democracia y las libertades, como ocurre en Cuba, Venezuela, Nicaragua y Honduras. Estas tiranías comunistas, con el apoyo del eje del mal, sumados al narcotráfico, el tráfico humano, la migración ilegal y la inseguridad continental, deben ser la prioridad de la Doctrina Trump.

Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co

← Entrada anterior

Entrada siguiente →

1 comentario

  1. Roberto Ramírez

    Un presidente que promovió la toma del capitolio y ahora se le ocurrió poder cambiar la geografía y tomarse el Canal de Panamá es una vergüenza.
    Respeto su punto de vista Andrés, no lo comparto y debo aclararle que Petro no es socialista es simplemente una deformación del fascismo.
    Gracias, continuaré leyéndolo.
    Roberto Ramírez Ocampo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *