Nueve de los diez billonarios más ricos del mundo son estadounidenses, liderados por Elon Musk. Los demás se están acomodando.

Los historiadores tienden a escribir sobre la tierra en sus anales desde la perspectiva de los eventos que ocurren, como ocurren. En ocasiones, lo hacen bajo el prisma de sus protagonistas, como fue el caso de Churchill, Roosevelt, Stalin y Hitler en la Segunda Guerra Mundial. Desde entonces, salvo figuras políticas rutilantes e influyentes como Gandi, Mao, Kennedy y Fidel, nuestra era se ha caracterizado por la presencia de lideres mundiales mas bien opacos e intrascendentes hasta la llegada a la política estadounidense del billonario empresario, Donald Trump.

Thomas Carlyle propuso la teoría del Gran Hombre en el siglo XIX para significar que la historia del mundo se escribe desde la visión de hombres notables. Simón Kuper sostiene en el Financial Times, que Trump tiene las mayores posibilidades, desde 1945, de cambiar la historia. Trump tomó el control del Partido Republicano, aplastó a todos sus opositores, ganó las elecciones primarias de su Partido, sobrevivió a dos intentos de asesinato y al acoso judicial, apabulló al senil presidente estadounidense, Joe Biden, derrotó en las elecciones presidenciales a Kamala Harris, la candidata demócrata emergente y fue elegido presidente de Estados Unidos, el primero en la historia en tener dos mandatos no consecutivos desde 1893.

Trump tendrá que enfrentar al eje del mal, representado por Rusia y Corea del Norte, Irán y China, así como a Hezbolá, Hamas y los demás terroristas que desestabilizan el Medio Oriente. Trump será el mandatario más poderoso y experimentado del planeta con mayoría en el Senado, en la Cámara de Representantes e influencia conservadora significativa en la Corte Suprema de Justicia, con más de dos millones de soldados y un arsenal nuclear y convencional sin precedentes.

Nueve de los diez billonarios más ricos del mundo son estadounidenses, liderados por Elon Musk. Los demás se están acomodando a los nuevos tiempos, han bajado la bandera de la confrontación y la han reemplazado por el blasón de la cooperación, que puede traducirse en un ciclo de auge tecnológico y científico. Igual ocurre en Canadá, México y la Unión Europea, cuyos líderes, Trudeau, Sheinbaum y Leyen, optaron por tender puentes para enfrentar el garrote de los aranceles, la herramienta favorita de negociación de Trump.

El presidente electo Trump aprovechó estas semanas desde su elección para ejercer una influencia indirecta en el ajedrez internacional, que es realmente inédita. Israel aceptó un alto al fuego en el Líbano después de dos meses de combates con el grupo terrorista proiraní, Hezbolá. La remoción de la dictadura de Bashar al Asad, después de 53 años de brutal represión, es un suceso histórico que abre las puertas para otros derrocamientos, que si bien genera numerosas incógnitas, le ha permitido a Israel decimar el armamento bélico de Hezbolá.

¡Bienvenidos a la nueva era de Trump!