Las peores entidades estatales son la Presidencia (12,9%) y los ministerios de Hacienda (16,5%), Deporte y Recreación (16,5%).

Gabo decía que la lengua castellana -como el latín- es la madre de otros idiomas. El español es preciso, armonioso y muy rico en calificativos, que, por cierto, le caen como anillo al dedo a la administración del presidente Gustavo Petro. Se agolpan en la mente los adjetivos de incompetente, incapaz, ineficaz, inexperto, inhábil, ineficiente, negligente, negado, insuficiente, improductivo, estéril, inepto, vano e infructuoso. Todos estos calificativos castizos pintan de cuerpo entero a un Gobierno que trina, pero que no gobierna.

La prueba reina más reciente es el abrupto recorte y la pobre ejecución presupuestal del 2024, con lo cual se gana la corona como la peor administración de la historia económica reciente.

La caída en el recaudo tributario generada por la sobreestimación de los ingresos y de los anticipos tributarios en 2023, sumada a la política oficial de decrecimiento económico y de abierto desestímulo a la inversión pública y privada, obligó al defenestrado ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, a recortar el presupuesto actual en 28,4 billones de pesos.

Según el Informe de Seguimiento Sectorial elaborado por Víctor Muñoz, entre enero y noviembre de 2024, la ejecución del Presupuesto General de la Nación de 502 billones de pesos fue de 62,1%, contra el 91,7% que correspondería para esta época de final de año.

De la debacle presupuestal no se salva nadie. La mitad de las entidades del orden nacional tienen una ejecución inferior al 50%. Los cinco peores entes oficiales son la Presidencia (19,8%) y los ministerios de Igualdad y Equidad (2,2%) y Deporte (21,0%), que nunca arrancaron, Interior (25,7%) y Ambiente y Desarrollo Sostenible (26,4%), cuyos programas sectoriales se encuentran abandonados.

El Gobierno lo hace mejor con los gastos de funcionamiento -nómina y gastos administrativos- con el 69,2%, dada su inflexibilidad presupuestal. El mayor descalabro corresponde al desplome en la ejecución de la inversión pública, 39%, en los primeros once meses del 2024.

Dos terceras partes de las entidades públicas nacionales tienen una ejecución acumulada inferior al 50% para fin de año, una política deliberada para marchitar el crecimiento de la economía colombiana. Las cinco peores entidades estatales son la Presidencia (12,9%) y los ministerios de Hacienda (16,5%), Deporte y Recreación (16,5%), Agricultura y Desarrollo Rural (21,6%) y Vivienda, Ciudad y Territorio (22,2%).

La parálisis de la ejecución presupuestal refleja la ausencia de programas gubernamentales que no se ejecutan por la combinación entre la inexperiencia y las crecientes limitaciones de caja, derivadas de los garrafales errores cometidos en su presupuestación en 2023. Según la Dirección General de Crédito Público, el saldo de los Depósitos del Tesoro Nacional del mes de octubre fue de 26,8 billones de pesos, recursos oficiales que hace un año superaban los 44 billones de pesos. Hasta la caja va cuesta abajo en su rodada.

ANDRÉS ESPINOSA FENWARTH
​Miembro del Consejo Directivo del ICP
andresespinosa@inver10.co