Fecode debería aceptar su responsabilidad directa como agremiación sindical de los docentes estatales, ante los malos resultados de la educación.

Mi columna de la semana pasada, “La trampa educativa de Fecode”, recibió múltiples comentarios.

A continuación transcribo algunos de ellos: Viviana Pongutá Esparza, licenciada en español y lenguas, magister en literatura, afirma que es “imposible dejar pasar ciertas imprecisiones… sobre un texto calumnioso que culpa a un sindicato de maestros de los resultados de la educación la cual está en manos del Ministerio de Educación Nacional, entidad encargada de administrar los recursos, mejorar las condiciones y fijar los lineamientos y estándares para que los resultados de la educación sean exitosos. 

Segundo, su texto está sesgado y es reduccionista, ya que claramente se observa el objetivo de calumniar el trabajo de los maestros, desconociendo que los lugares donde hay las peores cifras en lectura, matemáticas y otras materias del currículo son aquellos donde la corrupción se ha llevado hasta el dinero para colegios dignos, donde los estudiantes comen carne dañada o de caballo por alcaldes o gobernadores que se apropian de los recursos del programa de alimentación escolar-PAE”. 

Por el contrario, Carlos José González S., sostiene que el artículo es muy acertado… y menciona dos puntos a los que podría referirme en próxima ocasión. 

“Primero: los tristes resultados de los estudiantes en las pruebas PISA son el resultado lógico de un sindicato que no permite que se evalúe la idoneidad de sus afiliados en su trabajo de manera que se perpetúa su ineptitud. 

Esa negativa de los profesores a dejarse ser evaluados es una gravísima desventaja que tienen que arrastrar los estudiantes de los colegios públicos, mientras que, en los colegios privados, en general, los niveles de control de la calidad educativa son mucho mejores. Esto es un elemento perpetuador de la pobreza y la mediocridad entre las clases populares auspiciado por Fecode. 

Segundo: sobre las abrumadoras campañas publicitarias por prensa y radio que hace Fecode ¿Acaso les sobra tanto dinero de sus sueldos como para realizar gastos tan enormes? ¿De dónde sacan todo ese dinero?”

Por su parte, Jaime Galavís, al celebrar la columna, me pide que por favor no deje de tratar este tema.

“Soy una persona de 55 años, ya mi hija es profesional, pero soy un creyente de que la educación es primordial en la base de la sociedad y usted ha dado en la ‘diana’ al hacer ver que los bajos resultados y baja competitividad de los jóvenes es porque la educación está en manos de Fecode”.

Por último, Juan Carlos Laverde, MBA, pese a que comparte mi escrito, afirma que los estudiantes también tienen que ver con los malos niveles educativos “por su muy baja preparación y capacidad de interpretar (que es ocasionado por la muy mala costumbre de no leer libros, sólo redes). 

En las actividades laborales difícilmente entienden las instrucciones o procedimientos, y, como usted lo dice, se dejan engañar. No leen de política, economía, nada y en los colegios cada vez es peor el nivel académico”.