La implosión de Venezuela, entendida como la acción de romper hacia adentro el país por la fallida visión económica y política del socialismo bolivariano del siglo pasado, debería ser fuente de preocupación regional, más allá de los anodinos comunicados de Unasur.
El libro rojo del Bank of America advierte que Venezuela ha perdido 43,1 mil millones de dólares en ingresos petroleros en los últimos dos años. El ajuste de las importaciones de bienes y servicios y la fuga de capitales les permiten pronosticar una disminución adicional de 31,7 mil millones de dólares este año. La mencionada publicación señala que, de no hacerse otros recortes en las importaciones y en los envíos gratuitos de Petrocaribe, Venezuela necesitaría 40,4 mil millones de dólares adicionales en los próximos dos años, rumbo económico que califica como ‘claramente insostenible’.
El informe del Bank of America confirma que la inflación anualizada observada en Venezuela en los primeros cinco meses del año asciende a 172,4 por ciento, la más elevada del planeta. Steve Hopkins, académico de la prestigiosa Universidad Johns Hopkins, considera que Venezuela está muy cerca de la hiperinflación, la cual podría superar la barrera del 50 por ciento mensual este año. El Fondo Monetario Internacional señala que Venezuela registrará una contracción económica del 7 por ciento en el 2015, la mayor de Latinoamérica.
El Centro de Estudios Estratégicos del US Army War College, con sede en Carlisle (Pensilvania), analiza los riesgos y las consecuencias de la profundización de la crisis en Venezuela. Esta influyente institución académica militar estadounidense evalúa cuatro amenazas: 1) La improbabilidad de que Venezuela pueda resolver la crisis por sí misma antes de empeorar. 2) La destrucción del tejido empresarial y la producción de alimentos que puede magnificar el desespero y la agresión oficiales, en la medida en que se profundiza el derrumbe interno. 3) El refugio de terroristas colombianos y las rutas de las drogas ilícitas, que hacen parte del caldo de cultivo de la crisis venezolana. 4) El papel de Venezuela como puerto de entrada de países que tienen intereses conflictivos con Estados Unidos (China, Rusia e Irán) no contribuye a mejorar el panorama.
El Centro de Estudios Estratégicos considera que Estados Unidos debe reconocer las consecuencias del deterioro de la situación de Venezuela y trabajar con los vecinos para mitigarlas; exhorta a los norteamericanos para que ayuden a Colombia con recursos y tecnología para prepararnos para el influjo de refugiados, incluyendo asistencia para el control de la frontera, a fin de evitar que un eventual santuario terrorista ponga en peligro el proceso de paz; sugiere involucrar a la OEA y a Brasil en la solución del conflicto venezolano y pedirle a China que postergue, hasta después de las elecciones municipales, la concesión de un nuevo préstamo de cinco billones de dólares que podría alterar los resultados electorales con la entrega masiva de bienes de consumo.