De acuerdo con el Foro Económico Mundial, la evolución del turismo internacional de Colombia de los últimos 20 años evidencia dos etapas claramente diferenciadas. Entre los años 1995 y 2003, el país no fue receptor de importancia de ninguna de las corrientes globales en materia de viajes de negocios o placer. A comienzos de la pasada década, Colombia dejó de ser un Estado fallido y entró en la fase expansiva de los negocios del turismo internacional, como consecuencia de la implementación de la Seguridad Democrática de la administración del presidente Álvaro Uribe Vélez. Actualmente, la industria sin chimeneas genera 457 mil empleos a nivel nacional y le aporta 6.402 millones de dólares a la economía nacional, equivalentes al 1,7 por ciento del PIB. Las divisas generadas por los 2,3 millones de turistas registrados el año pasado, ascienden a 3.610 millones de dólares.
Según el Índice de Competitividad de Viajes y Turismo 2015 del Foro Económico Mundial, Colombia ocupa el puesto 68 entre 141 países, con una trayectoria ascendente desde la anterior década. Nuestro país es considerado muy abierto a nivel internacional (8 entre 141), con una política de visado liberal (20), que ha mejorado su preparación para el uso de las TIC (67). Colombia es reconocida mundialmente por su rica biodiversidad, hogar de 2.993 especies (2) y un ambiente cultural vibrante, con música, folclore y extraordinarios eventos populares como el Carnaval de Barranquilla y el Festival Vallenato, que representan un valioso patrimonio cultural, oral e inmaterial, de singular trascendencia a nivel global (13).
Sin embargo, el Foro Mundial mantiene sus reservas respecto de los viajes por tierra, como resultado de la deplorable calificación en materia de seguridad local. Colombia ocupa, en efecto, el penúltimo lugar (140) en el mundo en seguridad ciudadana, después de Nigeria. Los elevados índices de incidencia del terrorismo (136), la tasa de homicidios (133) y los costos para los negocios del crimen organizado y la subversión (132), explican la funesta calificación de nuestro país en el pilar de seguridad, amenaza latente para los turistas foráneos.
El informe del 2015 considera que las autoridades competentes no le otorgan la prioridad que le corresponde a las políticas turísticas nacionales (92), hecho que se refleja en la baja asignación presupuestal como proporción del presupuesto (110) y la elevada tasa de tributación (138), políticas que frenan la evolución de esta importante industria de servicios. A pesar de los ingentes gastos y esfuerzos oficiales efectuados para posicionar a nuestro país en el exterior, el Foro Mundial nos coloca en el lugar 85 entre 141, con lo cual se confirma que un grupo representativo de naciones lo hace mucho mejor que nosotros. Por último, la infraestructura turística recibe baja calificación (95), relacionada con la ausencia de infraestructura terrestre, puertos de veraneo (124) y limitada red de servicios turísticos de talla mundial (90).