Por iniciativa de la FAO, se llevó a cabo la Primera Reunión de Trabajo del Grupo de Expertos para la Gobernanza del Desarrollo Rural en A. Latina.

Los 23 expertos de diferentes países que iniciaron reuniones para la elaboración del documento ‘El campo que queremos’, promovido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), tienen claros sus objetivos. Deberán proponer estrategias para reducir la desigualdad territorial, elevar el crecimiento inclusivo, mejorar la competitividad y sostenibilidad del campo, y reducir el hambre en las zonas rurales.

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En la primera reunión, realizada a finales del año pasado, los expertos anunciaron la hoja de ruta para la elaboración de la propuesta final: Buscarán propiciar acuerdos en tres etapas:

1-Definición de los principios que deben guiar la ruralidad del siglo XXI para América Latina y el Caribe.

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2- Identificación del tipo de instrumentos que se requieren para materializar estos principios.

3- Selección de los actores que deben intervenir para la correcta apropiación y operativización de los principios e instrumentos.

Los expertos coincidieron en plantear un campo sin pobreza, y con altos niveles de calidad de vida para sus habitantes. Esto se materializaría en seis objetivos centrales:

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1. Productividad y competitividad. Implica que el campo aporte al crecimiento económico y al bienestar de la sociedad, para lo que debe contar con los recursos, bienes y servicios necesarios que le permitan ser productivo, diversificado y eficiente. Esto incluye infraestructura moderna (comunicaciones, vías, riego y drenaje, etc.) y cadenas adecuadas de comercialización, entre otros.

2. Sostenibilidad ambiental. El campo latinoamericano debe ser moderno e inclusivo, pero también sostenible ambientalmente, resiliente a los efectos del cambio climático, e incorporado a una economía circular que haga uso equilibrado de la biomasa.

3. Inclusión productiva.
El campo debe estar integrado a los mercados y cadenas de valor urbanos. Debe contar con agricultores profesionales, que superen la visión convencional del campesino mediante la integración de innovación y conocimiento, reducir las desigualdades entre pequeños y grandes propietarios, y ofrecer oportunidades a mujeres, jóvenes, indígenas y afros.

4. Bienestar social.
El campo latinoamericano debe cumplir con el propósito de brindar a sus habitantes bienestar, expresado en salud, educación, empleo y acceso a la tierra, similares condiciones de trabajo que las de los trabajadores urbanos y seguridad social, asegurando que la visión de los habitantes rurales sea recogida en la adopción de las políticas.

5. Estado de Derecho. El campo latinoamericano debe ser seguro en lo físico, lo social y lo ambiental; las zonas rurales deben desarrollarse en paz, con adecuada y oportuna presencia del Estado y sus instituciones, que garantice a sus habitantes el ejercicio pleno de los derechos ciudadanos.

6. Un Estado que entienda la ruralidad.
El Estado debe reconocer al campo como motor del desarrollo nacional.

Para la segunda etapa, de identificación de los instrumentos necesarios para avanzar hacia su materialización, los expertos propusieron lo siguiente:

– Productividad y competitividad:
Infraestructura (vial, logística, TIC, de sanidad e inocuidad), programas de crédito, asistencia técnica y subsidios a la inversión productiva, investigación, innovación, una red de excelencia en materia de ciencia y tecnología agropecuaria, desarrollo de cadenas de valor y política cambiaria sin sobrevaluación.

– Sostenibilidad ambiental: Instrumentos para mejorar la resiliencia, mediante disposición de información, formación y herramientas de gestión de riesgos (seguros). Serán claves los incentivos para la mitigación y adaptación al cambio climático en proyectos productivos y de infraestructura, y para el uso de tecnologías amigables con el medio ambiente – Investigación y subsidios que incentiven una transición ecológica.

Adopción de prácticas de Climate Smart Agriculture, incluyendo la promoción de la agricultura orgánica y las buenas prácticas agrícolas.

– Inclusión productiva – Agencias para el apoyo de la agricultura de pequeña y mediana escala.

– Sistemas nacionales de comercialización de alimentos para promover el acceso de los productos de la agricultura familiar a las cadenas de comercialización.

LISTA DE EXPRTOS

Los 23 investigadores participantes en la reunión fueron: Julio Antonio Berdegué Sacristán, Gilson Alceu Bittencourt, Alberto Ercílio Broch, Julio Octavio Calderón, Carlos Enrique Cavelier, Carolina España, Andrés Espinosa, Juan Alberto Fuentes, Margarita María Gáfaro, Luis Romano Ginocchio, Gustavo Gordillo, Roberto Junguito Bonnet, Jaime de la Mora, José Antonio Ocampo, Ángela Penagos, Nicolás Pérez, Martín Piñeiro, Jesús Quintana-García, Adrián G. Rodríguez, Fernando Rojas, Adoniram Sanches Peraci, Octavio Sotomayor Echenique y Robert Vos.