Primó la ideología sobre la economía, el populismo sobre el capitalismo, la economía popular sobre economía de mercado y la locura sobre la sensatez.
El origen de los primeros 100 días de luna de miel de un nuevo gobierno se remonta a la presidencia norteamericana de Franklin D. Roosevelt en 1933, quien, desde entonces, incorporó este ‘periodo de gracia’ para definir las prioridades gubernamentales de un naciente mandato.
En Colombia, la semana entrante se cumplen los primeros 100 días del desgobierno del presidente Gustavo Petro. En este breve tiempo, Petro se posesionó como jefe de Estado, pero no ha ejercido como jefe de Gobierno, autoridad administrativa y comandante supremo de la Fuerza Pública, como ordena la Constitución Nacional. Así las cosas, es preciso analizar este lapso borrascoso con cabeza fría, especialmente por ser la primera vez que llega a Colombia un gobernante de izquierda con raíces revolucionarias y convicciones socialistas.
En materia política, el partido de Gobierno, el Pacto Histórico, luego de una sucia campaña presidencial, conquistó en las urnas la Casa de Nariño con un estrecho margen de 700 mil votos. La prioridad de la nueva administración fue entregarle las llaves de la gobernabilidad al presidente del Congreso, Roy Barreras, quien con audacia, habilidad y ductilidad política innegables -propias de los bambús que se doblan pero no se parten-, repartió mermelada burocrática en toda la tostada de la clase política, incluso con ofrecimientos anticipados para ocupar la vicepresidencia de la República sin el aval del jefe político de la hora. Todos los partidos, con la honrosa excepción del Centro Democrático, cayeron en los brazos de Roy para adormecer la oposición parlamentaria, inane, vacía, por la sorpresiva e irresponsable renuncia opositora del segundo en la contienda presidencial, el ingeniero y exsenador, Rodolfo Hernández.
En materia económica, la prioridad del Gobierno fue el abandono de la economía de mercado para reemplazarla por la economía popular socialista. La reforma tributaria -innecesaria y expropiatoria, aprobada de afán sin el suficiente debate por la mayoría de un Congreso entregado a las mieles de los cargos públicos y los carros oficiales- fue el mecanismo usado en los primeros 100 días para enviarle un mensaje al empresariado -colombiano y extranjero-, que es considerado incómodo en la construcción de la economía popular petrista, estatista e intervencionista. Modelo que puede destruir, gradual e inexorablemente, el capitalismo empresarial.
En materia comunicacional, los botafuegos usados fueron los trinos de tierra arrasada y la búsqueda de responsables imaginarios. En estos 100 días, la administración puso en el asador el petróleo, el carbón y el gas, absurdamente considerados venenos; la salud, tildada erróneamente como la peor del mundo; las pensiones, supuestamente expropiadas por los banqueros ricos; y la pérdida de confianza y el pánico económico, presuntamente generados por la oposición a Petro. En estos 100 días, primó la ideología sobre la economía, el populismo sobre el capitalismo, la economía popular sobre la economía de mercado y la locura sobre la sensatez.
Andrés Espinosa Fenwarth
Miembro del Consejo Directivo del ICP.
andresespinosa@inver10.co
Roberto Ramírez
El Centro Democrática con su jefe máximo, también se postró ante su enemigo de unos días antes.
La única honrosa excepción es la del exsenador Robledo, compañero del exsenador Uribe.